Este año sí que hay sorpresas en los looks estivales.
¿La primera?
No hay más lugar para las ojotas. Aunque intentaron aggiornarse sumando algo de diseño, las panchas y las sandalias tipo Birkenstock ocuparon la escena. La altura, en la playa, la dan sólo los zuecos con suelas enormes de corcho o madera. Pero el momento indicado para las grandes plataformas es quizá la noche.
Los accesorios entran en escena como nunca. Las capelinas y los sombreros Panamá son un hit, sobre todos quienes llevan la bandera del "no sol" ( que cada vez son más). A la noche, algunos sombreritos tangueros se alternan con tiaras y vinchas que se usan cruzando la frente como en los años 20. Eso sí, mucho brillo y pocas flores.
Los bolsos se usan bien grandes, casi como bolsas de compras. Entre los trajes de baño vuelve un clásico: la bikini con triangulitos. Más incómoda que los tops a la hora de tomar sol, pero mucho más sexy, esta propuesta siempre vigente se impone como máxima tendencia. Los culottes quedan out, las cola-lees siguen en carrera y las vedetinas pelean un lugar de privilegio. El color manda.
Del año pasado se heredaron los shorts, cada vez más presentes en la indumentaria del día y la noche. Los que no continuaron en el podio fueron los colores fluo. Los pasteles, los tonos tierra y sobre todo el blanco y los jean son los reyes del 2015.
La máxima novedad es el look sporty impulsadas por el boom del running, entre la indumentaria playera se impusieron las zapatillas deportivas, las camperas dri fit, las calzas y las gorras. Ver para creer.