Una tendencia es una propuesta que una vez consumida se transforma en moda. Son costumbres e inclinaciones que la gente comienza a adoptar y que marcan alguna época o lugares específicos. Lo interesante es que son los consumidores los que deciden qué es tendencia y qué no lo es.
Los diseñadores, estilistas y maquilladores consultan, crean y presentan sus creaciones, pero los amantes de la moda son quienes tienen la última palabra, incentivados por los empresarios, dueños de la industria de la cosmética, textil, publicitaria y todo lo que tenga que ver con la imagen innovadora actual.
Las tendencias se modifican y evolucionan mucho más rápido que hace unos años. Las propuestas de cada temporada son efímeras. Estamos en un mundo globalizado y también eso se refleja en la moda, sólo que depende del espacio geográfico y del momento histórico. Si bien las redes sociales informan al instante las tendencias, la mujer la implementa según el pensamiento que tiene de su imagen, según su edad, lugar de trabajo, peso, estado civil, teniendo en cuenta que además existe cierta reticencia al cambio.
La propuesta que generará una nueva tendencia en moda parte de diferentes parámetros: los trabajadores de la moda no sólo se inspiran en los looks que ven en la calle, también encuentran ideas en una película, un libro o un personaje, incluso a veces viajan a destinos exóticos y se empapan de colores, texturas y formas que ayudan a disparar nuevas emociones y pensamientos.
A la hora de la verdad quienes llevan la moda
son las personas,
y aquí la mujer es la que define.
No todas siguen las tendencias,
aunque muchas son esclavas de ellas.
Lo importante es tener en cuenta que el estilo
es individual,
el reflejo de una identidad
y de una forma de ser.
Más que pertenecer a una tendencia,
el estilo sigue siendo una actitud.
Silvia Armoa
